La ciencia necesita más voces femeninas. Por mi experiencia en el campo de la producción animal, y en concreto en el del ganado porcino, sé que la investigación es exigente, pero también enormemente enriquecedora. Siendo de Caminreal (Teruel), me enorgullece que buena parte de mi trabajo esté enfocado en un producto tan representativo de mi tierra como es el jamón. Cada día es una oportunidad para aprender, innovar y marcar la diferencia.
Personalmente, nunca me he encontrado con obstáculos por ser mujer, pero es cierto que veo necesaria una mejor conciliación entre la vida personal y profesional y mayor reconocimiento, especialmente en el sector privado. A las chicas jóvenes y a las niñas les diría que no teman a los desafíos y que sean curiosas. El futuro de la ciencia está en manos de la juventud y vosotras sois también clave para hacerlo realidad.
Qué despertó mi vocación
Soy María Ángeles Latorre, catedrática en el Departamento de Producción Animal y Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Zaragoza. La verdad es que, durante mis estudios en el colegio y en el instituto, me gustaban casi todas las asignaturas, y no tenía una vocación clara. Finalmente, decidí estudiar Ingeniería Agrónoma, primero en La Almunia y después en Lérida, porque combinaba dos cosas que me interesaban: la biología y la ingeniería. Quizás mi elección de la especialidad en producción animal tuvo que ver con mis raíces familiares, ya que vengo de una familia ganadera. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión llegó en un máster en el Campus de Aula Dei, donde un profesor despertó en mí una enorme fascinación por la ciencia. Esa experiencia marcó un antes y un después, ya que él acabaría siendo mi Director de Tesis, en la Universidad Politécnica de Madrid, y mi mentor para siempre, aunque haga tiempo que me marché de allí.
Llevo ya 15 años en la Universidad de Zaragoza, donde imparto clases en los Grados de Veterinaria y Ciencia y Tecnología de los Alimentos, además de participar en varios másteres. Mi investigación se centra en la alimentación y el manejo del ganado porcino, y en el impacto que estos factores tienen en el rendimiento de las granjas y también en la calidad de su carne. Soy de Caminreal (Teruel) y me enorgullece que buena parte de mi trabajo esté enfocado en un producto tan representativo de mi tierra como es el jamón de Teruel. En mis proyectos, he trabajado especialmente en tratar de aumentar el nivel de engrasamiento de los animales para que el jamón tenga también más grasa, una característica clave para el proceso de curación y para mejorar sus cualidades sensoriales, y para que esta grasa además sea más saludable. Me alegra pensar que mi trabajo puede contribuir, aunque sea un poco, al desarrollo rural y a valorizar un producto local tan importante, apoyando a los productores e industriales y a la promoción de nuestra tierra.
La carrera científica requiere mucho esfuerzo y una dedicación constante. Desde el principio, es una trayectoria competitiva, ya que conseguir una beca predoctoral no es fácil. Después de finalizar la Tesis Doctoral, cuando tienes claro que quieres seguir en este camino, aparecen otros retos, como lograr financiación para llevar a cabo los proyectos de investigación. Más adelante, ya con cierta trayectoria, hay otros desafíos, como la preocupación por conseguir becas a los estudiantes de doctorado, lidiar con equipos e instalaciones que podrían ser mejores, o aceptar que los resultados no siempre son los esperados. Aun así, este camino es profundamente interesante, creativo y, sobre todo, motivador. Es infinito. En mi caso, mis padres, aunque no tuvieron estudios, siempre han sido un apoyo fundamental.
He tenido la suerte de realizar varias estancias en el extranjero que han sido experiencias enriquecedoras y que recomiendo aprovechar al máximo. Personalmente, nunca me he encontrado con obstáculos por ser mujer, pero algunas compañeras y amigas sí los han vivido, y reclaman una mejor conciliación entre la vida personal y profesional, así como un mayor reconocimiento, especialmente en el sector privado.
Creo que ser científica es una profesión muy gratificante, pero la clave, como en cualquier ocupación, está en el ambiente de trabajo; los compañeros son esenciales y los estudiantes son una gran fuente de energía. Fuera del trabajo, disfruto mucho con el cine, viajando y practicando deporte. Animo de verdad a las chicas jóvenes a adentrarse en el mundo de la ciencia.